Eres amor, como caña negra
de melaza oscura y ebria,
derramas tu pulpa roja labial
y tus dedos de marquesina
son como de abeja laboriosa,
que cultivan el vino
y el amor primero,
Eres viento que publica
los frutales de primavera,
que en madurez desafían al invierno,
y con las hojas del otoño refrescas tu piel
que goteando van
cada hilo de tu oscuro pelo
como la perpetua lluvia
de un día veraniego.
Me siento a festejar cada hilo
y brindo por tu cabello
con licor de arándano
en la copa de tu boca enamorada,
amalgama de amor y pasión
que destila el fuego de amante.
En tu hombro, se posan en caída
como un abedul fresco,
culminando en la espalda
que me llena de bellos deseos,
dejando perfumado el ambiente
que anuncia la visita de aromas
en las veredas de mi piel.