Maldiciones expuestas a luz de día
y voces provenientes de mis entrañas
recordándome el sufrimiento
que es estar vivo.
Hoy, mañana y en el futuro
habrá cicatrices llenas de infecciones,
sin cura, sin medicamentos eficientes.
Hoy la larva que era ayer
se empezó a transformar,
pero le ha ido mal,
pues me volví un cascarón más.
Vacío, hueco,
sin poder existencial
y atrapado en un mundo consumidor
de almas y memorias.
La ayuda no llega,
puesto que el teléfono no da línea
y las ambulancias están fuera de servicio.
Hoy vivo dentro de un agujero negro personal
y nadie más está invitado.
Decir adiós deseo
al igual que abrir los ojos pero
la luz me quema.
Y lo único que ayuda es dormir.