Luna, siempre acudo a ti
cuando tengo un sentimiento
de pena o de desaliento
que está germinándo en mí.
Porque sabes escucharme
entiendes lo que te digo,
y sabes llorar conmigo
y con tu luz abrazarme.
Mi mirada hasta ti sube
busco tu luz en el cielo,
mas no encuentro tu consuelo
estás de tras de una nube.
Ni tu luz puede alumbrarme,
tan grande es la pena mía
que se llevó mi alegría
y no puedes consolarme.
Mas sé que te encontraré
en una noche serena,
y que tu luz será plena
con ella resurgiré.
Y seré la que fui antes:
un punto de cobardía
un punto de valentía
y un mirar siempre adelante.