Llanto de lluvia a la vera del río...
Voy flotando por el torrente manso
donde he soportado otoños e inviernos
como la rosa que muere de frío,
en pétalos blancos mi alma se esparce...
La corriente los lleva
y la brisa partícipe apura el proceso...
¿Por qué este mutismo abruma mi savia?
¿Por qué no sinceras tu alma de luna?
¿Por qué no decir lo que sientes de veras?
¿No sabes acaso que yo ya no puedo?
¿Que muero de pena por sentirte no mío?
Quisiera volverme eterna nostalgia
estar tan presente en tu bruma del tiempo;
y cuando candiles iluminen la noche
tú veas mi llanto,
mi llanto de lluvia,
de lluvia que gime
porque tu alma perdí en el camino...
He visto riveras con mil flores preciosas
que dieron la vida a mi esencia madura
y la magia del río, a mis sueños de eneros...
También he visto las hojas marchitas...
¡Aquellas malditas que dejan en mi alma mil dudas!
Mas cierro los ojos mientras me voy deshojando,
y solo percibo belleza y silencio,
algún que otro canto de ave temprana, murmullos de río, caricias de sol.
El verde que trae la fresca penumbra, anega mi mente de fisgonas memorias
repasando pasiones vividas con besos, que fueron delicias de mieles tan tiernas
en pieles teñidas de auroras rosadas, con caricias sin límites,
¡demencias de ritos de amores imperecederos!
Germinan impulsos, no los detengo, despliego mis alas, me aferro a la orilla, trato de unir mis pétalos
y le pido al rio que sabe de lágrimas que no me abandones, no quiero estar sola...
¡Que llore la lluvia, a la vera del río!
Ana María Di Bert
1/02/2014