Deshabituado al deleite de la contemplación
inmerso absurdamente en la inquieta realidad
fui resignando lo sublime, lo que acontece
en el plano insondable de la quietud del alma
Y entre lo inaccesible y lo concreto
emerjo del tiempo, desdeñando el pasado
Y apareces en mi tiempo brisa perfumada
halo de ternura, alba incesante
saturada de universo llegas
en pensamiento, lirio y cerezas quedas
Entonces mi inmovilizada existencia
comienza a releer mensajes olvidados
génesis de sensaciones adormecidas
brasas incorpóreas de antiguas fogatas
Admiro tu rostro, belleza atemporal
tu sonrisa, perlas arrojadas al devenir puro
tus cabellos, auríferas cascadas en eterno reciclaje,
tu cuerpo, resumen de esfinges de tiempos remotos
Tu voz, eco transmigrado de rumores angélicos
tu mirada, océano cansado, sismo temprano
Invoco al alma del filósofo
para dirimir la pulsión que nace en mi
cada vez que tu sonrisa abre el paisaje del mundo
y no encuentro respuestas en el purpúreo espectro de este atardecer
advierto sonidos elípticos
atomización interna, desmaterialización, reconstrucción, espíritu
Entonces no soy yo ésta presencia intrascendente
este deambular indescriptible, éste intento fútil.
Mas bien soy el buscar la entidad primaria
habitante del universo intangible
quien te mira y resguarda su emoción
soy el que te siente a través de éste poema.