El escritor empedernido,
De vocales está ávido,
Se aceleran sus latidos,
Sus cuadernos en el ático,
Cuando un poema estrena,
Rompe todo esquema,
Se terminan los problemas,
Y vuelve a la escena.
Vive en sus poemas,
Duerme en sus faenas,
Alterna sus temas,
Sufrimiento drena.
Su interior llena,
De pura expresión,
Es la solución,
A su oscura pena.
El escritor empedernido,
Saca chispas en el hielo,
Convierte los alaridos,
En fragancia de su vuelo,
La locura es el cielo,
El romance del espejo,
El verso es el cortejo,
Es licor en dulce velo.
Sus más de mil anhelos,
Los talla en el libreto,
Y dentro del soneto,
Levanta polvo del suelo.