Y cuenta la leyenda que una dama vagaba por esa ciudad serena,
Recorrió cada una de sus luces y sombras,
Cada orilla donde rompían las olas,
Melodía a todas horas, a lo lejos escuchaba los cantos de sirena,
Lo hizo más de una noche, pero solamente una con luna llena,
Buscó su amor por los callejones oscuros,
Lloró en cada rincón cien mares seguro,
Juró decir adiós y luego no pudo,
No tuvo valor a afrontarlo eso seguro,
Así sigue vagando, es ella la que esconde el sol poniendo su manto,
Os nubla su calor y luego rompe en llanto,
La novia del mar se empapa de esos cantos,
Llora agua, agua a morir en este mar de tantos,
Lamentos que mueren en talentos que se desvanecen,
Van y perecen, cuando menos te estremecen y se vuelven a colar dentro,
Y es volver a morir en el intento de sacarlos,
Moverlos, arrancarlos porque no son reales ni verdaderos,
Son producto del disgusto que tiene su alma,
Por eso no es justo que la dama vuelva a ilusionarla,
Ya no vale desatarla, no sabe que es libertad pero llegó a tratarla,
La verdad no fue como esperaba, miedo terrible amparaba,
La novia del mar esperaba su amado desesperada,
Marinero no apareció como realmente se esperaba,
Partió el corazón de la dama, ésta se desangraba,
No hubo pasión, se desangró desde el interior,
Río de sangre la ciudad manchó,
Como un hilo fino de alambre hasta la orilla llegó,
Se tiñeron los mares de rojo pasión,
Una luz indomable y la ciudad ardió,
Quemose la dama todo se apagó,
Sus cenizas cuidadas por el viento,
Fue el quien las enterró cerca de la orilla,
Dijo en voz baja, para que el agua te haga cosquillas,
Para que escuches los cantos de sirena,
Para que roces a tu amado y descanses aquí en la arena,
Y así los días que se deja ver la luna llena,
Se oye un canto, pero no el de sirenas,
Es la novia del mar que vuelve para cantar,
Para que se vuelvan a rozar agua y arena,
Sentir juntos la eternidad estar.