Abro ventanas sin parar…
Ventanas de adentro
de mi adentro,
hacia mi adentro…
Pereciera haber encontrado
el otro infinito,
aquel que no se ve
y que es más o tan infinito.
Podía la poesía dejarme aquí,
o el dibujo o la punta seca.
Los micro-cuentos
que pasan ágiles,
o la xilografía
con sus planos firmes.
Tal vez los matices del óleo
o la transparencia del acrílico,
la maleable arcilla
modelada entre mis manos
prometía dejarme descansar
la cabeza en ella.
Intenté no tener nada
con qué poder crear…
y simplemente
los objetos encontrados,
se confabulan para terminar
enmarcados o compuestos.
Ya sin objetos
hice un tramo del camino
dibujando esquinas interminables.
Hoy mi ojo derecho
en golpe de estado
me pide un descanso…
Y descubro
que sin él,
hay otro Mundo que asoma
desconocido hasta ahora…
y sigo hacia adentro…
Así, abro ventanas sin parar…
Ventanas de adentro
de mi adentro,
hacia mi adentro…
Debe ser mi ignorancia
de pensar que voy hacia fuera
y esperar sea
ésta última,
la ventana aquella
que me muestre el jardín
una vez ya escrito…
Esa ignorancia,
de eterno fugitivo
que no cesa de abrir ventanas
esperando aquella puerta
el pase sin réquiem
sin epitafio
sin olor a encierro
al encuentro
con lo no vivido
aquello que me sorprenda
una vez más
como el nacimiento…