Un bordado de flores
Viste la selva ficticia,
Las olas tímidas se recogen
Y al fondo se divisa,
Un carnaval de fuego en el agua.
En el cielo una galleta, media mordida,
Que derrama granos de azúcar,
Y una pareja perdida
De aves en la hoja se acurrucan.
Y la intemperie, es el látigo del pecho,
Que con viveza grita y se enajena,
Por el falso y rayado trecho,
En la noche más amena.
Morado y oscuro el techo,
Sereno y siniestro el mar,
Y las estrellas de la urbe,
Son razones que me cubren
Para amar lo natural.
Qué cosa será rural,
Otra cosa mariposa,
Que no se escapa la prosa,
Y que duerme el vendaval.
Y la gaviota se cree paloma,
Vuela libre de su nido,
Yo vine a buscar la paz,
Y ahora ya la despido.