EL SUEÑO
Dime tu querido sueño,
¿por qué tengo que soñar
las cosas que yo no quiero?
Yo sé que vives en mi
y en tu poder me sujeto,
a que me muestres caminos
caminos que no deseo.
Hay otro sueño que es lira
lirismo del sentimiento,
que te devora dormido
y te devora despierto.
Y nada tienes que hacer
con las cosas del deseo,
mas no queriendo querer
sacias el hambre del cuerpo.
Si las quimeras son brisas
y los sueños son los vientos,
dejadme soñar despierto
todos los sueños que pienso.
¿Por qué me acercas las sombras
y me separas los cielos?
¿Y por qué yo he de beber
ciertos vinos que no bebo?
Tu me brindas verde valles,
y de flores los senderos
y de espumas los caminos,
y de amores mis consuelos.
Otras veces me trasladas
a las fosas del infierno,
a ver los ríos de sangre
y el gran aspecto dantesco.
A veces sueñas con cosas
que no tienen fundamento
y pierdes aquel eslavón
y enlazas con otro sueño.
Cuando yo vivo soñando
nunca sé si estoy durmiendo
o totalmente dormido,
pero siendo la memoria
quien le pregunta al cerebro:
¿Cuantos sueños he soñado
y cual ha sido el primero?
Unos los recuerdas antes,
otros los recuerdas luego,
y vas pensando y pensando
y te aparecen más sueños
algunos los ves sociables,
mas otros los ves grotescos,
y como sigas pensando
te aparecerán más sueños,
uno que no recordabas
quien sabe ya cuanto tiempo,
y piensas por qué soñaste
y que algo viene a cuento,
de aquel personaje culto
o de aquel personaje necio.
A veces pienso después
otros un poco más serios
cuando sentado y despierto,
siempre te vas con tus musas
en la barca del cerebro.