Día y noche... es el indicio cotidiano.
Luz y sombra... la señal mas evidente.
Vida y muerte... el contraste contundente.
Todo y nada... el concepto mas mundano.
Sólido, líquido o vaporoso, pero nunca igual.
Yendo aún mas lejos, está lo material e inmaterial.
El amor y el odio surge de lo carnal y lo espiritual.
El pasado empuja al presente, hacia un futuro banal.
Nuestros sentidos perciben cosas que ya no existen.
Nos aferramos a conocimientos que no explican nada.
Sólo el tiempo, el espacio y el vacío infinito persisten.
Lo tangible y cognoscible son una falacia despiadada.
Frente a la partícula mas ínfima nos creemos enormes.
Contra el inagotable universo somos entes deplorables.
La materia y energía que nos conforma es sempiterna.
La conciencia de nuestra existencia son trazos deformes.
Dibujos borrosos de axiomas que sabemos inalcanzables.
Todo relativo, nada absoluto... un corolario y una condena.