Sabor desprecio...talvez amargo,
mis lágrimas...momento aciago,
pero las acepto como tu pago
a mi tonta actuación...sin embargo.
¿No hay en ti indulgencia
en vez de apretar el yugo?
no seas el juez y el verdugo,
ten hacia mi clemencia.
Si al contrario, no hay perdón,
enseñame a morir...quizás,
porque me enseñaste a vivir
hoy dame la santa unción,
pues sabes que jamás,
tus ojos me verán reir.-
Por: Alejandro O. de León Soto
Tijuana BCN. MEXICO, Jul.17/15