Entre tu y yo no hubo pecado alguno,
o, también, no hubo ningún pecado;
y si es que acaso eso se hubo dado
fue el mejor, porque fue como ninguno.
Porque justamente hoy recordando reúno
todas las cosas que pudo ver Dios,
entre ellas, que hubo amor entre los dos,
entre dos... que aquella noche quedamos en uno.
Y ese beso que te arranque de la boca,
halando tu cabello desesperadamente,
con la ropa rota en locura demente,
nuestra demente locura... locura loca.
Y ese apasionado recuerdo hoy invoca
éstas ansias de adorarte nuevamente,
bendita angustia que el corazón siente
y el alma, que sin querer, también le toca.
Hubo deseo loco, demente, apasionado;
atracción incontrolable e incontenible,
no hubo pecado si todo fue posible
en una pasión de amantes sin pecado...
A.Maestre