Marc Tellez Gonzalez

Dulce ardiente primavera.

 

 

Toda tú fuiste primavera, emergías de la tierra como todas las flores como tinta de mil colores, llenabas de sentimiento y belleza todo a mi alrededor. Bésame tan sólo un poco pedacíto de mis amores.


Eres lágrima de mi llanto, final de todos mis principios cuando escucho el llamado de tu angustioso canto, que clama la dicha de mi presencia ausente; que importa que ya no estés conmigo dulce amor mío, dueles en el alma porque eres la más bella casualidad que en mi vida me ha sucedido.


Se dice que también de dolor se canta, y es lo mas sabio y sensato que he escuchado en las penas del amor.


Porque no es cierto que las penas son pasajeras cuando se vierte en el tiempo; porque el tiempo sólo es un factor más y, no determina el buen amor cual canto alimenta todo espíritu cual lo goza en su tristeza.


Así, declámas tu promesa que un día fuese mi más grande ilusión vida mía, de ti emergían esos sueños que de a poco se volvieron una triste agonía; quien diría vida mía, dime quien.


Sólo sé que te marchas dulce ardiente primavera, como la niñez abandona al hombre , así eres en esta vida, como las estaciones del año que terminan en seco otoño, dulce ardiente primavera.

 


Marc Téllez González.