Si camino por el desván de la médula
con antorchas encendidas
sería como vivir sin revivir en la humedad.
Confundiría la oscuridad contigo.
Mis cuadernos acogotados de pasión
adolescente, tal vez ,prisioneros de requiebros.
Si subo al desván de la mesura,
aquellas canciones en cenizas aunarían
el humo de aquel cigarro en el cenicero
donde al andar por los pasillos
se hundía en ti.
Si acaricio los recuerdos en el desván de mi bolsa
respondería la irisada seda de una luz ,
recobraría nombres el barro que trague,
reanudaría la sonrisa pálida del cansancio,
me respondería mi cuerpo confundido
con hondas de dolor hiriente
y teñiría de rumor mis noches ,la piedra.
Dejare con amnesia el desván en el descuido.
AMEN.
ANTONIA CEADA ACEVEDO