Ella sobre mí y yo dentro de ella,
ella baila a un ritmo inusitado,
yo rendido, totalmente derrotado,
la contemplo tan desnuda y tan bella.
Ella me pide liberar mi plenitud,
cosa que no podía evitar más,
ella suelta un gemido procaz
que me lleva a llenar su virtud.
El gemido es tan largo e intenso,
que estremece mi cuerpo y alma,
tapa mi boca con su tersa palma
pienso que ésto es sólo el comienzo.
-El comienzo de los horrores-
escucho su voz en mi cabeza,
un chillido mi sienes atraviesa
y mi cuerpo contesta con temblores.
Su hendidura se sella ácidamente,
alrededor de mi erecta virilidad
-Adiós placer, hola calamidad-
ella se mofa dentro de mi mente.
Su palma ardiente mis labios quema
sufro consciente, pero estoy paralizado
ella bebe de mi miembro secuestrado
con su grieta vil, perversa y anatema.
Todo se torna grisáceo y vaporoso,
el dolor se pierde entre el vacío,
el ayer se vuelve un raro desvarío
el ahora se torna confuso y borrascoso.
Despierto, pero sin sentirme vivo,
la percepción corpórea está ausente,
sólo tengo memoria para el presente
me siento hambriento sin ningún motivo.
Veo con sus ojos un cuerpo femenino,
montado sobre el mío, que yace inerte
aún se percibe el dulce olor a muerte
y el gusto de mi sangre cual preciado vino.
Poco a poco su conciencia hace mella
sobre mi alma atrapada en su figura,
penitente eterno de su inacabable tortura,
ella reina sobre mí... y yo sufro dentro de ella.