- ¿Acaso nunca has visto un tulipán-naranja? - Preguntaba una voz ofendida y un poco desconcertada.
- Los tulipanes-naranja no existen- refutaba otra voz.
- ¡Sería un tulipán mutante!- se escuchó en la mesa siguiente a la que la pareja discutía.
El silencio se hizo en la sala y, al cabo de unos segundos, se escuchó el sonido de pisadas y risas que se acercaban a la salida, hasta que el ruido desapareció del lugar.
- Un pinchazo fue suficiente- dijo el escéptico, estupefacto de ver sobre la mesa el cuerpo de quien juraba que los tulipanes-naranja existían, y del que resaltaba un tulipán naciendo de una naranja incrustada en la boca del estómago.