Se me está volviendo costumbre tu ausencia
cada vez más diestra,
solo me quedo mi sonrisa fría
y los versos retorcidos de tu pluma.
Recuerdo el sabor de mis labios de nuevo
la esencia de tus besos se ha marchado
mi piel se puso pálida y tibia
ya no tiene el color rojizo a tus caricias.
Te llevaste el gemir de tus latidos
la poesía de mis manos
y se te olvido tu llanto
entre las arrugas de mis dedos.
Dejaste colgado el vestido de amante
que ponías sobre mi cama
el sonido de tus pies desnudos en el cajón
y te marchaste.