No quiero mis palabras más allá de la verdad.
Ellas, en su honestidad gramatical
solo dirán lo que mi corazón construye en su latir diario.
Y es que él, solícito en su existir
Sabe que la mujer es su razón de latir.
Sabe que toda mujer
Sostiene en su hidalguía
Al mundo que simplemente gira si ella nos mira…
A nosotros los viriles, los de pelo en las babillas
A nosotros que Gagueamos y Tartamudeamos.
Tan solo cuando la brisa
De una mujer nos acaricia.
Y es que el nerviosismo
Muchas veces nos complica
Y no dejamos salir
Ese amor que adentro grita…
Tan mística es la mujer
Tan especial y celestial
Que mis modestas palabras
Las saludan en su día.
Nerudiano
Todos los derechos reservados por Jorge Molina. 2010