Dueño de tus ojos sin sentido
caigo en un mundo
en donde las palabras son el canto
de los pájaros en las ramas
entre vientos de tu boca
y saliva de la mía.
Me siento dueño prohibido
escondite de baldíos
secos en amor
secos en vida
tentación al goce perfecto
las manos atadas, enlazadas
grito nostálgico del porvenir.
Esta mesa será testigo
de ti, de mi, en un abismo
profundidades del océano en tus senos
con los corales caribeños
que tu piel morena
así lo desea.