Día tras día rueda entre luz y sombra
mundo que alrededor de su eje mundano,
como un trompo febril siempre gira y gira
Con su fuerza centrífuga fatalmente,
al pródigo quien sin escrúpulos vive
al surco del crepúsculo al azar tira
Pero tú que moras en el fértil llano
e impávidamente en su tierra te plantas
con fecunda labor de tus propias manos
del amor una simiente de fe siembras
De tu inagotable fuente de coraje
un manantial que alimenta su inocencia,
brota imparable una reluciente vida;
y así ante ti, el mundo rendido suspira
Marco \'15