Señores, disculpàdme esta locura,
ruego, dejàdme vivo este momento:
He nacido, hoy nací de mucha vida
y que bonito encuentro este vivir.
He nacido, y es tanto aquel asombro
que por primera vez echo a llorar,
hoy mi verbo es distinto, sin edad.
¡Porque recién nací! y no de una madre,
ni de sus nueve meses. Yo nací
de las epifanías de emociones
que vibran en los átomos de luz
que recorrer mi estancia de cadáver.
¡Tal vez muerto estaré! Pero hoy nací
del golpe del destino que huye siempre.
¡Estoy feliz! que apenas quepo en mi
corazón, no hay medida en esta dicha!
¡Estoy feliz! Que de ser una madre
tuviera muchos hijos y más hijos...
¡Estoy feliz! que desde el chorro de
mi corazón la sanguijuela bebe
de mi sangre y no duele, no hay dolor.
¡Tan feliz..! que la muerte esperará!
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David John Morales Arriola