El nocturno de Dvorak embriaga plenamente el aire
con un despliegue de melancolía infinita
y los sentidos revelan su naturaleza verídica
añoranzas elegidas del catálogo del tiempo
La soledad marmórea ha dejado una hendidura ínfima
y en ese intersticio te has deslizado imperceptible
para poblarme total, sin que lo adviertas
Dulce mujer, presencia inquietante, desnudas mi alma expuesta
suave, como un susurro ondulando un espeso silencio
dejas caer tu voz como partículas ingrávidas
y no atino a hacer otra cosa más que amarte
Pero ni te inquietes ni temas
quizás todo sea un espejismo inusitado
y en el devenir del tiempo
solo verás mi sonrisa, petrificada e inocente
que te acariciará por siempre