Benjamín Nicolás

Calamidades

Érase una vez, una princesa,

Fue a buscar silencio en el río,

Vio algo moverse en el agua,

Era su reflejo, ella misma,

Metió su delicada mano,

Y Salió una oscura damisela,

Era el espejo del mal,

El odio se fue sin ella.

 

Érase una vez, una negra doncella,

Oscura y rodeada de una niebla

La siguió la diáfana, la bella,

Para evitar calamidades,

Le roció encima polvo de estrellas,

Y desde ese día la más bella,

Vive sin el odio de sus males.