Marce lino pan y vino

LOS NIÑOS DE MAÑANA

En el corazón de la noche

cuando desaparece el día

cuál es el mundo que dejaremos a nuestros niños?

Que irónico pensar que nosotros que somos padres,

hablaremos de los niños,

pero es que no habrá padres si no hay niños!

Nos cerramos en nuestros problemas

que también se tienen que solucionar

y nos preocupamos por nuestras cuentas

nos olvidamos de lo que pasa

Allá fuera,

donde también hay vida

y una vida triste golpeada y sin padres,

porque no hay derechos para esos niños,

los niños de la calle en Venezuela

los niños de la droga, los fumones, los traficantes

los niños de la guerra en Afganistán

los niños del hambre en África

los niños de la prostitución en Brasil

los niños que trabajan en la India y en todo el mundo

pero es que todo son los niños,

con ellos se cometen los mayores atropellos.

Cuál es el mundo que pretendemos dejar para todos estos niños!

Un mundo de cada cosa horrible nombrada anteriormente.

O será un mundo más justo seguramente.

Un mundo sin llanto

sin gritos de dolor en un silencio profundo aun sin respuesta.

Cuál es el mundo que dejaremos para los niños de hoy?

Y cual es para los que aún están por nacer!

Que hemos sembrado?

Guerra, dolor, incomprensión!

Seguramente algunos que están oyendo esto dirán:

La culpa la tiene este o aquel sector.

No, no es así la tenemos todos

y cada uno por igual.

Es que parece más fácil tirar una piedra

que dar una flor!

Es más fácil levantar un arma, apuntarla, hasta dispararla

que levantar las manos vacías pidiendo justicia,

No puede ser que no hayamos aprendido las lecciones del pasado

donde por intransigencia, por capricho y por estupidez

ha caído la humanidad en grandes conflictos

que ya no tienen vuelta atrás

ni se pueden remediar.

Lloro de impotencia

cuando veo que muchas cosas se podría hacer

y no hago ninguna,

lloro de tristeza cuando veo un niño, aunque sea uno solo,

y veo su rostro marcado por la dureza de la vida en la calle,

por el hambre y la basura que come

por la droga que si consigue y el pan que no está,

y que sus ojos se ven hundidos, ciegos y nublados

sin brillo alguno, solo un desdén,

y una mirada perdida en el horizonte.