Más allá de la nada, nada queda,
ni siquiera un suspiro, una sonrisa,
la sombra adormecida de la brisa,
el lento caminar de la vereda.
Ni un rescoldo en la lumbre, una pavesa,
una mota de polvo en la almohada,
el rubor de una ninfa enamorada
ni resquicio del verso que le besa.
Ni tan siquiera un sueño, la pereza
del sol al asomarse en la alborada
o el sentir que embarga a aquel que reza
Por no quedar, no existe la existencia,
ni el alma ya se siente atormentada,
que ausencia es de idear y de vivencia.
©donaciano bueno