Los poemas explotan
en la piel del que lee
y se vuelven huracanes
desatando mansas tempestades .
Se bucea en el mar
del gozo y del placer,
poemas que se vuelven paisajes
de un parque o de un amanecer.
Poesías que han nacido
en el manjar de tu cuerpo y el mío,
cuando la piel se nos volvió almíbar,
y nuestras caricias con su poderío
se volvieron como olas del mar.