Alejandro Gaona

Jazmín de verano

Nada puede compararse con la tarde en que te conocí:

El sol iluminaba las calles en las que por descuido perdimos el tiempo y por instantes el viento nos erizó la piel como haciéndonos entender que estábamos en el lugar correcto

 

El suelo de cantera guiaba nuestros pasos, éramos tú y yo andando hacía el infinito sin abrir las alas por miedo a caer

 

 Nunca el cielo fue más azul que el mar como cuando tu sonrisa le dio la bienvenida a mi mirada, y tus pupilas con un dulce sabor a timidez rosaron las mías 

 

Recuerdo esa primera vez que tomé tu mano, entonces supe de la suavidad que me perdía a diario, como si vivir sin entrelazarme entre tus dedos había sido un error

 

Aún pienso en ese primer beso que nos dimos:

El sabor a café en la dulzura de tus labios, en los segundos que se detuvieron para marcar nuestro ritmo, en los besos que habría perdido antes de probar el licor de tu lengua 

 

Fueron mil latidos en un instante antes de besarte y después de eso No existía compás cardiaco que pudiera sostener la magia de tu boca

 

Nos fuimos perdiendo en la verde alameda

Tus caricias y la vida eran igual de perfectas

Yo deseaba vivir entre unos de tus pestañeos y quedarme allí

Para ser el primero en tus pensamientos

 

Jazmín de verano…