Lincoyan del Rosario

Zombie

 

 

Muerto en un lugar donde la vida pertenece a la primavera de su sonreír el florecer de la margaritas en el arcoíris de sus colores, viviente  en el lazo de  las sílabas para unir la palabra que dicta el candil de las chispas que han de hacer vivir el cuerpo en una idea  que enciende la bombilla de la inspiración, llegas en cada instante en que la luna se llena de alegría formando el menguante durante un par de noches pasar, como  las estaciones del destino de la traslación de la tierra ese tren que me lleva en el vagón n°7.

Verano en que arden los pecados si es que no existe arrepentimiento, encontré la fugas estrella en un cielo despejado en que las vías sanguíneas recorren las partículas de cada letra, el deseo de conocerte es un placer, sin ti poder crear es el resucitar de un cadáver en los versos junto a ti  la cura de la enfermedad que causa los Zombie, me mantienes vivo en otoño donde las hojas  que ocupo para escribir el confesar de los secretos que guarda el latir del corazón, invierna siendo el mejor calor el tacto de tu  piel el que entrega los signos vitales.

 

Lincoyan del Rosario