Beatriz Blanca

ADIÓS PATRICIA

Nada fue igual desde que supe que te irías.

Apagó el sol el resplandor que da la vida

y el mar detuvo su bulliciosa alegría.

Penetró la noche con su luna escondida

deletreando tu nombre, con el adiós que nos darías.

A lo lejos un rumor sordo se apagaba,

era el murmullo de tu corazón que se callaba;

te escapabas a la mansión donde la muerte te aguardaba.

Hoy, mi alma acongojada llora dolorida

el eterno silencio que nos dejó tu partida.