Su alma y la mía aquí se encuentran, a pesar de que mi Julio tiene hojas secas y ventiscas y en el suyo parece estallar el sol como una fruta madura. Pero nuestros sueños, mágicamente, aquí se encuentran. Mi Río de la Plata se hace canto de mar y la flor roja de los ceibos se hace besos para encontrar sus mejillas, su frente, entre colinas y montañas inimaginables para mí, mujer de pampa y llanuras.
Usted y yo entremezclamos estrellas, Cruz del Sur y lunas desafiando soledades y montes, y no hay duelos, ni furias ni llantos que combatan la enloquecida declaración de insoslayable ternura que yo siento por usted.
Echo al mar mi saludo casi como en un descuido...y me pongo a soñar que del otro lado de la orilla nuestras albas se besan...
Cristina Cammarano