Mil noches conociendo la derrota
Un azul celeste en el marco de las sombras
Queriendo encontrar felicidad en la otra
Vereda imaginaria tan llenas de glorias…
Regando el amor y matando las ansias, locas.
Tejía cada palabra exquisita sobre el nido
Ese hogar casi dormido en mis recuerdos
Paseando por la mente un hombre herido
Que no encontraba el consuelo de los vivos…
Tu rostro sobre los textos más queridos.
Mañanas enteras pronunciando aquel sueño
Haciendo de la esperanza una sabana suave,
Bajo la cruz codicia de lo que me enseño
Aquel laberinto infinito del amor que sabe…
Huir por los bosques encantados del olvido.
La luz que atravesaba aquella puerta de cristal
Brillaba la distancia en medio de la oscuridad
De los días de una rutina magistral
Donde opacas horas de una triste realidad,
Ahogaban el sueño de una tarde de café…humanidad.
De manto a tono con aquel lugar
Ausentes los ruidos en cada paso silencioso
Sin vacios por donde poder mirar,
El rostro inmune a punto de estallar ansioso…
El pulgar del destino brindo entre nosotros.
El corazón se detuvo aquel instante
La mirada derritió aquel ambiente mágico
Brillaron los ojos por primera vez y antes
Que el alma atravesara mi cuerpo enérgico…
Vagabundo el sentido de lo nuestro, lógico.
Contemplando el caudal de belleza
Palabras de musas inspiradoras de alegría
Rodaría alrededor de aquella mesa,
Los peldaños sagrados de mi agonía
El sueño de una tarde de café… que se escondía.