Alexander J. Montero

Profetas de la luna

Sueño con luminosas estelas de seda

Que se contorsionan en el aire,

Ligeras, como peces o anemonas

Se contonean. Debe ser pecado

Tanto afán por soñar, tanto aferro

Al destierro terrenal, en este ensueño

No se me puede hospedar no hallare

En el permanente asilo no es mi mundo

No me permitirán por más tiempo quedar.

 

Tengo dentro de la mente un centenar

De corceles que arrancan a fuerza de casco

Buscando el vuelo, no lo encuentran.

Sus pesuñas empedradas

Golpean y re tiemblan el suelo con una rabia

Que reclama al cielo que los niega.

 

Ayer escribí una carta de alas blancas

Sus inmaculadas plumas reniegan

De mancharse con la tinta de mi retorcida

Escritura, no he puesto más remitente

Que la hora en la que fue escrita y la mancha

Semicircular de mi taza de café,

Espero así la reciba la luna.

De darse por enterada espero recibir pronto

Algún reproche. La última vez le maldije,

Y entonces vi volando en el cielo una lechuza,

Esas aves de noche, son como esfinges o arpías aladas

Con cara de luna, sus hijas pienso yo

O ella misma, esas aves que vuelan

En la exhalación de muerte del silencio

Y que por veces, aun que al poeta,

Siempre algo auguran.