Sonrisa larga,
como la vida marina,
extenso ósculo,
concebido con permiso
de la llovizna sacra
que acaricia tu rostro
en el vasto desierto
de tus ojos tristes,
de mis ojos cansados;
quiero amarte,
quiero estar
para ti,
quiero entrar
en lo profundo
de tu gran corazón.
Quiero que esa sonrisa
continúe alegrando
mis efímeros días.