Poeta sin alma

Ataque de Ira

Iracundos mis ojos 
se exaltan entre sollozos,
titilantes de rabia, 
como piedras incandescentes,
tan llenos de palabras
profieren lamentos 
que se escurren a mis labios,
dejando el alma marchita 
y el corazón lleno 
de veneno desbordante. 
Brota en las venas el odio
se hincha la sangre,
mis ojos desafiantes, 
enclavan mirada,
rencilla entre amores 
en pleno duelo de muerte. 
Mi semblante irascible 
dirá que te extraña tanto
y en sigilo mi alma febril 
cual serpiente, se arrastra en pena.
Se descolla el silencio, 
se escucha un suspiro triste,
por sumisión me callo 
y en el vasto imperio de lamentaciones
el rencor excede al corazón 
hasta sus rincones.
Respiros exaltados revuelan 
y se agitan altivos sollozos, 
batallas entre amor y odio 
prestos contendientes, 
más próximos, más nítidos 
en el espacio donde viven.
El reflejo de una lágrima vacilante
alertó mi impulso del instinto vengativo,
enarboló mi puño fulminante
y lo descargó fuerte y lascivo,
desprovisto de cuidado
el manotazo impreciso
pero certero e impetuoso, 
un azote a la conciencia.