Hoy sigo recordando,
a los que un día partieron,
dejando atrás maravillosos recuerdos.
Fue un veinte de noviembre,
cuando se paro tu reloj,
dejando atrás, un tremendo dolor,
yo era casi una niña,
cuando papa nos dejo.
Y aunque han pasado los años,
a mi mente vuelven,
todos y cada uno, de tus hermosos regalos.
El primero fue la vida, que disfruto cada día,
el segundo tus consejos, que sigo fiel a ellos,
y el tercero y mas importante,
el inmenso cariño y el amor que me dejaste,
y seguiría nombrando un sin fin de obsequios,
porque fueron tantos, que hoy sigo llena de ellos,
y se que desde arriba, me seguirás cuidando,
porque tu papa fuiste y serás mi mejor regalo.