Sin sueño,
con mil pensamientos a punto de explotar,
realmente lo que no suelo decir lo escribo,
algunas veces la tristeza es más grande que las palabras
y el insomnio mayor que el cansancio,
no suelo ser muy expresiva
me he cohíbido toda la vida,
de niña era muy dulce
me encantaba consentir a mis seres queridos
pero siempre me repetían
gente melosa gente amargosa,
por lo que dejaba de lado la dulzura
corriendo en mi la amargura,
algunas veces con arrepentimientos suelo pasar los días,
los años pasan y la soledad me abraza,
este año ha sido un poco loco
más de lo habitual,
me desconciertan un poco los cambios,
tengo tanto miedo a la felicidad
acostumbrada a la tristeza,
cuando soy muy feliz siento que es prestada
y que pronto va a partir
entrando nuevamente el desconsuelo,
estoy agotada,
mi vida me da nauseas
produciendo emesis al extraer cada recuerdo,
busco mi verdad en la oscuridad,
ese amor infinito que sentí algún día se fue
aprendí a caer y levantarme sola,
envidiando la felicidad de los demás,
la primer forma para cambiar mi vida
es aprender a volver a ser yo,
es un camino difícil pero no imposible de alcanzar,
he crecido pero anhelo mi infancia
aunque no fue la mejor
no tenía mayores preocupaciones,
aunque soy una niña grande
que me aflige todo a su paso
temerosa de reencontrarme nuevamente,
necesitando guía a mis pasos
alguien que no le dé miedo a ser piter pan
de esta forma redescubrir mi esencia
o terminare siendo lo que la sociedad desea