Diana Caterine Hernandez Morantes

MI CONFESIÓN

Sin sueño,

con mil pensamientos a punto de explotar,

realmente lo que no suelo decir lo escribo,

algunas veces la tristeza es más grande que las palabras

y el insomnio mayor que el cansancio,

no suelo ser muy expresiva

me he cohíbido toda la vida,

de niña era muy dulce

me encantaba consentir a mis seres queridos

pero siempre me repetían

gente melosa gente amargosa,

por lo que dejaba de lado la dulzura

corriendo en mi la amargura,

algunas veces con arrepentimientos suelo pasar los días,

los años pasan y la soledad me abraza,

este año ha sido un poco loco

más de lo habitual,

me desconciertan un poco  los cambios,

tengo tanto miedo a la felicidad

acostumbrada a la tristeza,

cuando soy muy feliz siento que es prestada

y que pronto va a partir

entrando nuevamente el desconsuelo,

estoy agotada,

mi vida me da nauseas

produciendo emesis al extraer cada recuerdo,

busco mi verdad en la oscuridad,

ese amor infinito que sentí algún día se fue

aprendí a caer y levantarme sola,

envidiando la felicidad de los demás,

la primer forma para cambiar mi vida

es aprender a volver a ser yo,

es un camino difícil pero no imposible de alcanzar,

he crecido pero anhelo mi infancia

aunque no fue la mejor

no tenía mayores preocupaciones,

aunque soy una niña grande

que me aflige todo a su paso

temerosa de reencontrarme nuevamente,

necesitando guía a mis pasos

alguien que no le dé miedo a ser piter pan 

de esta forma redescubrir  mi esencia

o terminare siendo lo que la sociedad desea