1 - OPROBIO DEL DIFUNTO
Un foso guarda a un hombre
que no respira,
se agotó el segundo del tiempo
en las pálidas agujas del reloj,
miradas escépticas de sentimiento
no se juntan en el ojo rígido del féretro.
Hay lágrimas de consortes,
aguas de bustos viudas,
abiertos abismos gélidos
que levanta el viento
en la voz del polvo/
En una lustrada caja
se desgarra una luna de vela,
la cavilación del difunto
se fue en otra legua,
distancia que no contempla
el vívido fortuito/
En una ráfaga de domingo
se santificó en piedra
la dramatización desteñida
mojada de niebla.
Con asombro de tribulación
se llevó sueños aturdidos
dejando que los vivos
expulsen sus quejidos de inanición,
tan enclenques como las lágrimas
que no lloran por sus muertos/
Quedó en sus oídos
el zumbido de avispas,
se fue como un estorbo
glorificado en las vistas.
Historia sublime de sonrisas
musitaban la narrativa del osario.
En sañudo breviario
dejó a las visitas sus entuertos/
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2 - DAME TU DOLOR, HERMANO
Dame la piedra,
el hueco gastado,
el aire poluto
y el canto pálido.
Las pesadas batallas
del fango absoluto.
La oquedad doliente
de tu profundo
dolor ensimismado.
Áseme con mano valiente
para subirte hermano,
aunque me aceche la muerte
elevaré con mis manos toda tu alma
del abisal infierno
hasta el firmamento cálido
para ser juntos un solo cuerpo batiente.
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3- AL CUERPO DE TU NOMBRE
Late en el aliento
de la respiración
la luz que pende del hueco
donde la palabra impacta.
Cruzan densas tapias
ciegos cenizos
que el grito clama
con voz de sangre,
al cuerpo de tu nombre.
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4 - HASTA QUE EL AMOR NOS MIRE
Tú y yo siempre con paso acelerado.
Con la sed establecida en lejana antípoda,
destinados al andén de la despedida
con el furor acumulado del trajín diario.
Vos y yo, en la trasnoche solitaria.
Efímero momento, cambiamos besos que asfixian,
al otro día tu distante, yo solo congoja y melancolía.
La calle derrocha distancias y barre nuestras filigranas.
Somos un beso paciente de siesta que suspira
en la inclemencia otras caras en la vereda.
Protagonistas descalzos de este andar que apedrea
la descarga provisoria al amor que palpita.
Somos una caleta girando sobre espejos rotos,
después de saborear los labios tórridos del verano.
Somos sepia fotografía de estáticos rostros
trajinando ropas de humo, desfalleciendo en el asfalto/
Ebria formación edilicia de escombros.
Vendremos con manos seductoras a instalar nuevas urgencias
en esta transición que al amor lo ciega
derramaremos vino hasta que nos mire con amplios ojos/
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