Extraño reírme de tus comentarios fuera de base, de tus chistes sin sentido, de tus caprichos de niña grande. Extraño acostarnos, en el colchón que te inventaste con sábanas y retazos de la tela de peluche de tu padre, y charlar acerca del amor, sobre sexo, de la vida o nuestro futuro… tomadas de las manos con fuerza, a puro corazón abierto. Me gustaría volver a retarte como una mama enfadada, y aconsejarte cuando te encuentras triste. Quiero volver a sentir lo que es tener una compañera: en las buenas, en las malas (y peores), en las escapadas, en las experiencias.
Entre anhelo y sueños, nos hacíamos mimos en el pelo o sobre las manos. Nos contábamos temas profundos e irrepetibles, también fruncíamos el ceño,y hacíamos el reto que no nos riéramos por que la primera en soltar la risa perdía, antes de juntarnos a a comer siempre me tocaba llamarte ya que andabas perdiendo el tiempo y tu voz con un pendejo que no te valoro. Nos escapábamos de vez en cuando a caminar sin rumbo fijo, para despedir los malos ratos que vivíamos también extraño esos almuerzos plácidamente compartidos.
Entre gruñido y mentira, nos estamos alejando cada día mas.
Te extraño mucho, hermana mía, mi mejor amiga. Pero, a fin de cuentas… creo que extraño lo que éramos, lo que creí que eras y que existió pero ya no, te estas yendo a un lugar del cual muchos no salen con vida, el amor entre mentiras que crees, por estar ciegamente enamorada. (...)