¡Deja ya de mirarme,
chiquillo loco!
que no sé controlarme
y tú tampoco.
Que tu mirar me invita
a la locura,
y el sentido me quita
con su ternura.
¡Alejate un poquito,
que corra el aire!
¡Tengo el corazón frito
por tu donaire!.
Tienes una mirada
tan hechicera,
que me siento hechizada
aunque no quiera.
Esa mirada tuya
que me estremece,
mi alma pide ser tuya
y crece y crece.
Y si sigue creciendo
vas a encontrarte,
¡con que te estoy queriendo
con mucho arte!.
El arte que me nace
del desvarío,
que tu mirar me hace,
¡dulce amor mío!.