Hay soplos en el viento que dificultan mi respiración,
provocan un estrago en mi alma que inclina mi felicidad a decaer.
Como es que muchas veces el propio corazón nos juega sucio.
Tenemos una idea de la persona con la que queremos estar pero preferimos lo contrario.
No sé si todos pensaran igual,
pero creo con firmeza que preferimos las mentiras dulces.
Preferimos reír con un te amo falso a llorar con la verdad de un adiós.
Esta es la realidad, mi irremediable realidad.
Veo mi destino tachado con falsas esperanzas,
anclado a un mundo que nunca existirá.
Mi universo con él no es posible,
él es el fuego y yo el agua.
Él me enardece y yo apaciguo sus males.
La combinación es perfecta y el resultado letal.
No lo puedo culpar,
la naturaleza del fuego es quemar
y sin importar lo que haga terminará arrasando con mis sueños.