Aun tengo en mi sentir,
el verbo del encaje de tus besos,
beso satinados de locura
que precisan en mi cuerpo
el dejo encantador de tu vivir.
Acompañan mis noches,
el fuego, tu mirada
y el celo de tu existir.
Y así, sin interferir,
provocas mi desvelo
con el roce de tu cuerpo.
Roce que es el coincidir del vuelo
de vientos y tormentas,
donde entramos en la vorágine
y damos solución a huracanes
que arremeten nuestro jardín,
hundiendo pasión y sentimientos
en completa ebullición ,
desvistiendo dos almas...
Almas en perfecta conjunción.