Vio el caudal de tu dulzura
Mi alma rota y adusta,
Y mostrando su premura se coló entre tus laureles;
Y el caudal de tu dulzura
Siendo tan diáfano y pleno,
Le ofreció a mi alma en su seno
Aquel candor de tus mieles.
Se impregnó de tus sonrisas,
Absorbió tus llamaradas,
Irrumpió en tus madrugadas
Y desveló a la cordura.
Pregonan ansias tus besos
En el jardín del edén,
Cortas rosas de mi piel
Y nos ahogamos de locura.
Quien te viera en las mañanas
Como imitando la aurora,
Vas colmando de tu miel
A mi alma rota y adusta;
Que te anhela avasallante,
Que te venera hasta el verso,
Que se sacia en un instante
Del caudal de tu dulzura.