Hoy ya no eres un sueño,
ni siquiera una quimera,
eres realmente una niña
que con ilusión tus padres esperan.
Te llamarás María
como tu bisabuela y tatarabuela,
aquella que le decían
de apodo \"La Sarriera\".
Como mamá tus ojos serán azules
y la carita sonrosada,
de papá el vigor y la energía
que dan las tierras ayorenses.
De esta mezcla de genes
una nueva vida nacerá
colmándonos de ilusiones
y algo más que un \"pan\" nos traerá.
¡Tú, que desde el primer momento
te aferraste a la vida!,
¡tú, que luchas día a día
para ser nuestra alegrís!
¡Tú, que representas el amor
de dos almas encendidas!
sigue en esta dura contienda
hasta el final, María!
¡Y cuando por fin entre sollozos
puedas ver la luz del día,
el radiante sol se descubrirá
ante tu presencia vida mía!
Fina