Perderme en la inmensidad
del pensamiento
para detener el impulso
de buscarte, es imposible,
salir de las fauces de mi infierno
para intentar ser libre de ti
es imposible, como imposible
olvidarme de las palabras hostiles,
de las risas que son llanto eterno,
de las tristezas sin sentido,
de nuestros mundos prohibidos,
de los besos ya perdidos,
es imposible.
Olvidarme del mar de tus sudores
en la atmósfera cálida de su piel,
de tu voz de niña y cuerpo de mujer,
del universo de tu ser,
de este amor tuyo
que no puede quererme.
Olvidarme, imposible,
¿Cómo recuperar el color de un beso?
¿El sabor de una caricia?
¿El valor de un abrazo?
La fusión de cuerpos en amor,
sin intentar amor, el estar contigo
sin comprender, sin entender,
sin descifrar, sin razonar,
el estar perdido en el tiempo
y lejos del deseo
fortuito de una noche,
lejos del azar de tus labios,
el estar contigo y con nadie más
y nada más.
Viajar en la blanca luna de tu piel,
enredarme en tu vientre, en tus manos,
en tus ojos y en tus sueños, es soñar
dos mundos sin tiempo,
soñar tiempos sin ausencias,
creer que todo lo que digas
aunque no se pueda,
aniquilando la ilusión y la ilusión,
destrozando el dolor,
el rencor y al amor.
Imposible ir más allá
de donde hablan los cuerpos,
donde tocan las miradas,
de donde gobiernan las esencias,
de la química, es imposible,
llegar ahí, donde cielo, el infierno,
el pecado y la redención se confunden,
estar donde el instinto
se hace incontrolable
y se pisotean las reglas,
donde las ordenes paganas
y divinas de amarte se cumplen
para nuevamente perderme,
donde puedo morir
y renacer al instante
en ti otra vez, es imposible.