No es ninguna locura
querer sumergirme en tus ojos,
mares de aguas cristalinas
encantados por su propia inconsistencia;
a veces embrujados, a veces en llamas
No es ninguna locura
querer navegar en la profundidad de tu distancia,
empapándome hasta la irracionalidad
por el hechizo de tu mirada furtiva
No es ninguna locura
querer ser un prisionero en la oscuridad de tu parpadear,
de ser liberado en una erupción de lágrimas,
que caen paulatinamente
como larva de perlas por tus mejillas,
extinguidas sin dolor
por la voluptuosidad de tus labios
Foto por permiso de Jérome Coppo