kavanarudén

Simplemente te amo

 

 

 

 

Me perdí lentamente en la profundidad de tu aroma.

 

Bebí, como un colibrí sediento, del néctar divino que producen tus labios de miel.

 

Me zambullí, sin temor alguno, en el mar profundo y misterioso de tus ojos.

 

Me dormí placenteramente con el sonido de tu corazón, cada palpitar me devolvía la paz perdida, la tranquilidad extraviada, reforzada con tu voz canora, cálida, armoniosa.

 

Tus brazos rodearon mi cuerpo cansado, relajándose completamente con la tibieza de tu piel canela.

 

Tu respirar acariciaba mi cuello. Dulce viento. Suave susurro del amor profundo, que eleva mi alma a las altas colinas del placer.

 

La luna se colaba tímidamente por la ventana, abrigando con su gris plata nuestros cuerpos desnudos.

 

Mi mano se deslizaba suavemente acariciando tu espalda, mientras te susurraba al oído un profundo “te amo”.

 

Quise detener el tiempo. Simplemente imposible mi pretensión.

 

El sol nos besó y nos trajo de nuevo a la realidad de nuestro vivir cotidiano.

 

Me pregunté, ¿Puede el amor ser eterno? ¿Dos amantes pueden seguir amándose aún más allá del tiempo? ¿Se le puede encerrar al amor el lo que hemos llamado tiempo y espacio?

No lo sé, solo sé que te amo y quiero construir nuestro amor. Enséñame a amarte amor de mi vida.

 

Te miré fijamente a los ojos. Una lágrima surcó mi rostro.

 

¿Qué te sucede? ¿Qué te pasa? – me preguntaste mirándome fijamente a los ojos - 

 

Nada amor mío, simplemente, soy feliz – te respondí sosteniendo tu mirada –

 

Un beso selló, de nuevo, nuestra alianza de amor.

Renovando una vez más nuestro deseo de construir juntos,

de caminar juntos,

de sostenernos y amarnos hoy, mañana y siempre.