Se escondía entre paredes
y muros de su estatura,
y rozando con mis dedos
me hacía sentir segura.
Está bien.
No lograba llegar a verle.
La sonrisa y la locura
siempre le seguían.
Era arte, era pintura.
Nadie lo tiene todo.
Le escuchaba recitar
cuentos de criaturas,
un hombre de palabra,
un hombre de literatura.
Cuantas veces me salvaba.
Intentaba tirar el muro
pero todo pasa factura,
por encontrarlo me perdía,
mi mente borraba su figura.
Héroe de la historia.