(A Rosario, compañera de vida, madre y esposa ejemplar)
No consigo recordar cuándo llegaste,
ni tampoco cuándo entraste en mis silencios,
sólo sé que tu llegada fue el comienzo
de una historia que sin mí tú comenzaste.
Fuiste luz que iluminó la negra noche,
fuiste risa que borró todo mi llanto,
fuiste Amor que de ternura hizo derroche,
fuiste beso que en mis versos se hizo canto.
Fuiste vida que a mi vida dio sentido,
fuiste espera que en silencio me esperaba,
fuiste entrega que entregó lo no pedido,
fuiste musa que en las noches me inspiraba.
No recuerdo cuántas veces te observaba,
ni tampoco cuántas veces me miraste,
sólo sé que ya mi Amor te prodigaba
cuando en esa blanca almohada me soñaste.
Las palomas de tus manos se alejaban
y la risa de tus labios era un sueño,
cuando a veces en mis sueños te soñaba,
sin saber que de tu Amor yo ya era dueño.
Hoy tus manos y las mías son confidentes,
siendo fieles aguardamos el futuro,
dos pequeños nos esperan impacientes:
no te inquietes llegarán, estoy seguro.
Hoy te entrego en estos versos mi cariño,
soy feliz en tu feliz aniversario,
porque eres pura y tan blanca como armiño,
mi pequeña y dulce esposa: MI ROSARIO.
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Código de registro: 1605017396055 Fecha de registro: 01-may-2016 17:25 UTC