Triste y sentida carta, para mis nietos,
que en el cielo están, esperándo a sus padres.
Al lado de Dios padre, que les encoméndo,
un breve tiempo, hacer sentir sus existencias,
en el vientre, a su joven madre ilusionada,
en compañía igualmente de su papá.
Ella esperaba con ansias su llegada.
él ilusionado pero inexperto,
¡papá y mamá!...de fuerte carácter,
y mayores ilusiones por ser padres.
Los dos aguardaban,
con alma ilusionada, el alumbramiento.
Sin imaginar por un instante que su nacimiento,
no se realizaría, por decición divina.
Ustedes no eran destinados para nacer,
en el mundo terrenal, su gestación fue solo,
para dejar bendición en los corazones,
de sus jóvenes padres, en ese momento.
Bendiciones que solamente con su ausencia,
sintiendo el dolor de la inexistencia total,
con el paso del tiempo valorizaran,
en el alma, la verdadera bendición.
Por que solamente se valoran las experiencias,
en la vida, de los designios de Dios Padre,
cuando es el momento adecuado se tiene la
madurez para en la vida aceptar,
reconocer las bendiciones que ya han recibido.
Mis pequeños angelitos que en el cielo están,
los extrañamos y a la vez les bendecimos.
Reflexiones y sentimientos de su abuela,
que ahora ya sabe porque no llegaron.
Mis angelitos los amo pídanle a Dios,
que le mande paciencia y paz interior,
a su mamá para que esperé con agradecimiento,
fe y recignación el momento que los vuelva,
a sentir en su alma y esencia, amén.
Hasta pronto bebés. Los amamos.